Acciones de descarbonización en la industria farmacéutica

por PQE Group y Techniconsult Group

La descarbonización es uno de los objetivos más difíciles del presente siglo: el efecto de las acciones antrópicas sobre las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) es tan evidente como el consiguiente impacto sobre el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos.

La complejidad del problema es enorme, ya que las emisiones GEI están vinculadas a casi todas las actividades relacionadas con una empresa: procesos de producción, servicios, viajes de negocios, desplazamientos al trabajo y todas las actividades de la cadena de suministro. Teniendo esto en cuenta, el protocolo de GEI introdujo el concepto de "alcance" para clasificar el tipo de emisiones:

  • Alcance 1: emisiones directas.
  • Alcance 2: emisiones indirectas procedentes de la generación de electricidad comprada.y. 
  • Alcance 3: otras emisiones indirectas.
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90%

En la industria farmacéutica, independientemente del tamaño de la empresa, las emisiones de alcance 3 representan más del 90% del total. Sin embargo, es difícil actuar directamente sobre esa categoría. En cambio, sí son factibles soluciones eficaces para reducir las emisiones de alcance 1 y 2.

En vista de ello, la descarbonización parece una cuestión irresoluble, y sería cierto si el valor del alcance 3 no dependiera de las emisiones, por ejemplo, de las cadenas de suministro y las empresas de transporte. De hecho, las acciones para reducir las emisiones de alcance 1 y 2 producen un efecto dominó en la clase de alcance 3 de las organizaciones relacionadas. En otras palabras, una reducción de las emisiones directas de una empresa genera un efecto positivo incluso en sus grupos de interés al reducir las emisiones indirectas relacionadas.

Sin tener en cuenta las acciones de mejora de la eficiencia energética, ya que se examinarán en el siguiente tema, la descarbonización es una cuestión de producción limpia de la energía consumida. En este marco, las plantas de energía renovable in situ son la primera opción, aunque la densidad de potencia y el factor de capacidad de los módulos fotovoltaicos y las turbinas eólicas no permiten la sustitución completa de los combustibles fósiles.

Por lo tanto, esta acción deberá combinarse con la compra de energía limpia y, posiblemente, de combustibles limpios. La primera es una práctica muy extendida, mientras que la segunda está limitada debido a la escasez de combustibles renovables en el mercado, como el biometano o el hidrógeno verde, y, en consecuencia, a sus elevados costes.

En consecuencia, en la fase actual de la transición energética, una estrategia eficaz se refiere a la electrificación de los usos de la energía, aunque pueda conducir a soluciones discutibles, como el uso extensivo de la tecnología basada en el efecto Joule. De hecho, la electrificación no es una alternativa a la eficiencia energética, más bien son complementarias.

Los principios anteriores se aplicaron al estudio de caso del que vamos a hablar a continuación: las medidas de descarbonización adoptadas para un proyecto green-field relacionado con una instalación de medicamentos estériles.

En concreto, las acciones implementadas pueden dividirse en dos grupos: medidas de descarbonización pura, que son el foco del presente artículo, y medidas de descarbonización realizadas mediante la mejora de la eficiencia energética de la planta. Como ya se ha mencionado, estas últimas se muestran en el siguiente tema.

La primera medida se refiere a una planta fotovoltaica de (más de) 85 kWp en el tejado de la instalación para reducir la cantidad de electricidad comprada. Aunque sólo aporta el 2% de la energía total, no hay que subestimar su impacto positivo tanto en términos de descarbonización como de ahorro económico.

Centrándonos en los usos energéticos, y en particular en los relacionados con el proceso productivo, se analizó en profundidad la generación de Agua para Inyección (WFI, por sus siglas en inglés). Esta utilidad suele producirse mediante un proceso de destilación que necesita vapor y, posteriormente, combustibles fósiles. Por otro lado, la tecnología es extremadamente fiable debido a la simplicidad del proceso.

En el mercado existen algunas alternativas que permiten sustituir parcial o totalmente el vapor por electricidad. El mejor compromiso entre rendimiento medioambiental y fiabilidad se identificó en la ósmosis inversa combinada con electrodesionización y termocompresión. Esta medida permite reducir el consumo de gas natural en un 30% para la producción de WFI, mientras que el consumo de electricidad sólo aumenta un 3%.  

70%+5%

El impacto total de todas las medidas de descarbonización conduce a una reducción de las emisiones de GEI igual al 70% para el ámbito 1 y al 5% para el ámbito 2, sin tener en cuenta la energía limpia adquirida.

En este marco, cabe subrayar que el cliente considerado es extremadamente sensible a los temas de sostenibilidad. De hecho, la energía adquirida se produce en su totalidad mediante fuentes de energía renovables certificadas por contrato.

Por lo tanto, se compensan las emisiones de alcance 2 que suponen 10 veces las del alcance 1.

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