Estudio preliminar
En lo que respecta al diseño conceptual, la primera fase incluye un estudio preliminar preciso del estado del espacio donde el nuevo edificio será insertado, ya que el objetivo primordial es armonizar la nueva construcción con el contexto paisajístico, económico y social existente.
Este análisis incluye un estudio de todos estos factores externos que inevitablemente influenciarán y condicionarán el diseño.
En esta fase, se determinan los impulsores del diseño, que se derivan, por ejemplo, de:
- Restricciones existentes (superficie edificable máxima permitida, altura máxima permitida);
- Requerimientos específicos impuestos por la normativa local vigente en todos los sectores involucrados en el diseño (estructural, civil, ingeniería de la planificación);
- Aportaciones de diversa naturaleza (innovación, experiencia del cliente, eficiencia, sostenibilidad, productividad).
Disposición en Bloques
Una vez que la fase de estudio preliminar ha sido completada, y definidos los impulsores del diseño, éste consiste en el ensamblaje efectivo de bloques que representan las diferentes funciones y destinos previstos (de aquí la definición de Disposición en Bloques dada al diseño), que producirá la solución óptima para la distribución y funcionalidad de los espacios también desde el punto de vista logístico de las actividades implicadas en el diseño.
Ejemplo de Disposición en Bloques
En el ámbito del diseño del sector farmacéutico en particular, es esencial asegurar que la arquitectura permite una adaptabilidad fuerte a las necesidades del cliente, las cuales están en constante desarrollo y transformación.
Por ejemplo, deben favorecerse soluciones que permitan diseñar espacios flexibles diseñados también teniendo en cuenta la evolución resultante de inversiones aplazadas y ya planificadas.
En conclusión
La fase de diseño conceptual es fundamental para determinar los requerimientos y objetivos de un proyecto, tanto para que el cliente pueda identificar cualquier limitación como para crear una base sólida para una fase posterior de detallado, pudiendo ser lo más lineal posible.
El diseñador debe, por tanto, ser capaz de conocer el lugar donde va a operar en todas las perspectivas posibles, de manera que le sea posible crear un proyecto que sea funcional pero que esté también completamente integrado en su contexto.