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por Ana Franco, CQV Operations Manager @ PQE Group
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ContáctanosEsa es una pregunta que a todos los que trabajamos en esta área nos gustaría saber responder de manera clara y directa. Pero la verdad es que, en este tipo de proyectos, hay muchas variables que hay que tener en cuenta… y que, a menudo, son subjetivas y van a depender de otros y no de nosotros mismos.
Dentro de las competencias y cualidades de un Project manager ya sea en proyectos de calificación o cualquier otro tipo de proyecto, la formación adecuada es esencial. Como también es importante el conocimiento de las instalaciones, los equipos y los sistemas que integran el proyecto, así como de la normativa aplicable a las tareas que va a desarrollar. Adicional a eso, necesita tener habilidades de gestión de recursos. Una vez que encontremos a la persona que conoce lo que va a hacer y tiene la capacidad de gestión de personal e imprevistos… se puede empezar con el proyecto.
Debemos obtener toda la información posible del proyecto, el alcance de todos los sistemas, equipos y servicios que forman parte del mismo, hasta dónde tenemos que llegar en las distintas fases de calificación. Además, es importante conocer al equipo de trabajo, cuáles son los puntos fuertes de cada uno. Normalmente, un equipo de proyecto está formado por diferentes roles y niveles de conocimiento. Un buen conocimiento de nuestros recursos nos permite determinar quiénes son los integrantes clave en cada área y su nivel de apoyo.
Un buen director de proyecto, que se enfrenta a un nuevo proyecto de calificación de una nueva planta de producción, realiza muchas tareas y muy variadas. Pero la más importante y común a todos los proyectos es la de organizar, planificar y liderar el trabajo. Es decir, definir quién va a hacer cada tarea, especificar los plazos que se manejan, contabilizar los recursos con los que se cuenta y prever cómo reaccionar ante posibles imprevistos.
Para ello, crearemos un documento máster de arranque del proyecto en el que se recoja la totalidad de la información sobre el proyecto: objetivo, alcance, responsabilidades, incluyendo las del cliente, fases de desarrollo del proyecto e hitos en la ejecución y cronograma con los plazos de cada una de las tareas. Como decíamos, debe saber coordinar y dirigir el trabajo de cada uno de los integrantes del equipo, motivándolos en todo momento y gestionar las crisis, porque por muy buena que sea la planificación siempre pueden surgir imprevistos a los que hacer frente, minimizando los riesgos. Sin olvidarse de otra tarea, todavía más importante, que es la de asegurarse el cumplimiento de los requisitos, revisando que todo esté completo y correcto antes de su entrega.
Para gestionar bien un proyecto de Calificación, la gestión del tiempo y recursos es esencial. Uno de los motivos principales, es que la calificación es el último paso antes de que el equipo/sistema entre en funcionamiento. Normalmente, el equipo y/o sistema puede llevar ya bastantes retrasos acumulados y se necesitan para poder empezar con las pruebas de validación del proceso y ponerse a fabricar. Comprender qué tareas pueden o no aprovecharse desde la fase de puesta en marcha hasta la fase de calificación, tomar decisiones basadas en el análisis de riesgos, verificar que todos los procesos se instalan y operan según los requisitos de usuario del cliente y normativos, y garantizar la precisión mediante la colaboración con calidad, acabará ahorrando tiempo y dinero.
Por otro lado, el impacto de no probar y no verificar puede traer problemas; los clientes deben comprender la naturaleza crítica de cada test y los parámetros que deben utilizarse. Un responsable de proyecto eficaz comprende los procesos asociados de los sistemas/equipos críticos y es capaz de identificar cualquier problema que pueda surgir y que pueda comprometer la realización de la calificación de otro sistema o equipo y, así, comunicarlo/corregirlo en consecuencia. Por ello el uso de herramientas que nos ayuden a gestionarlo es muy importante para conseguir los objetivos, por ejemplo:
La clasificación de los sistemas según su impacto, se puede basar en el método descrito en la guía ISPE “Vol.5 Commissioning & Qualification” que define 8 preguntas para determinar si un sistema tiene impacto directo o no tiene impacto en la calidad del producto. La clasificación del sistema establece si un sistema se comisiona y califica o si solamente se comisiona:
Sistemas de Impacto Directo: se comisionan y califican
Sistemas de no impacto: solo se comisionan.
Antes de empezar a realizar ninguna de las fases de calificación y una vez que conozcamos el alcance, el PM debe hablar con los proveedores y saber cómo se realizará la puesta en marcha de cada equipo y/o sistema y cómo se pueden aprovechar estas actividades para la calificación posterior. Cuanto más se sepa en la fase inicial, más probabilidades habrá de que la fase final de calificación se desarrolle sin problemas.
En este momento, cuando definimos las distintas fases del proyecto de calificación, es cuando debemos dejar correctamente identificada la estrategia de Leveraging. Es decir, dejar muy bien definido desde el principio, qué sistemas o equipos son susceptibles de seguir esta estrategia y con qué condiciones podemos hacer uso de ella.
Para aquellos que no estén familiarizados con el término, la ISPE define estrategia de leveraging como: la utilización de actividades previas de verificación realizadas y documentadas de acuerdo a las buenas prácticas de ingeniería y documentación, realizadas durante el comisionado y la puesta en marcha que pueden utilizarse durante la calificación (IQ y OQ), evitando repeticiones innecesarias y reduciendo los tiempos y costos de la Calificación.
Es muy importante que el PM esté en todo momento en comunicación con el cliente y, por tanto, le haga participe de este documento antes de empezar a realizar ninguna tarea. El CQP debe ser revisado y aprobado por el cliente. La redacción de un buen plan (CQP), es una tarea que lleva su tiempo, pero es un tiempo que merece la pena considerar, ya que será la base de todo el proyecto. Es un documento indispensable para que todos los integrantes del equipo conozcan la estrategia, quién tiene que intervenir en qué momento y cuál es el alcance a nivel de fases de calificación y test que se tiene que realizar en cada sistema/equipo/servicio.
Un buen gestor de proyectos debería crear grupos de trabajo y definir tareas de acuerdo a la experiencia de todas las partes integrantes del equipo y recibir el feedback de las actividades realizadas. Por eso mismo, realizar reuniones periódicas es necesario para que todos sepan dónde está cada uno y cómo va avanzando el proyecto y, sobre todo, para mantener a todo el equipo implicado y comprometido.
Dependiendo de la duración estimada de un proyecto, se recomienda la realización de reuniones globales de todo el equipo de proyecto para informar del status, comentarios del cliente y próximas fechas. Además, reuniones semanales para organizar los hitos importantes de la semana. E incluso, a veces, reuniones diarias de planificación con el responsable de los diferentes equipos, donde se ven los hitos realizados de días anteriores y se planifican los trabajos a realizar ese mismo momento.
Al final, el cumplimiento de la calidad será siempre el objetivo número uno. Siempre que el cumplimiento de requerimientos y la calidad se ajusten a las normas del sector, el proyecto tendrá éxito. Esto se consigue con paciencia, trabajo duro, colaboración y comunicación en todo el equipo. Dirigidas por un gestor de proyectos eficaz, las empresas pueden crear una forma de proceder en futuros proyectos similares evitando pasos innecesarios, ahorrando tiempo y dinero, y garantizando la finalización con éxito del proyecto.
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