La última década ha sido testigo de la aceleración de los avances en la estandarización técnica del ciclo de vida de la producción de cannabis medicinal y la calidad de los materiales y procedimientos utilizados en el proceso, dando pasos significativos hacia productos de grado farmacéutico que permiten terapias aprobadas, ayudando a pacientes de todo el mundo con esclerosis múltiple, glaucoma, artritis, epilepsia y muchos otros.